MERMELADA DE MELOCOTÓN
Para empezar lo primero que necesitamos y como es obvio,
son los melocotones. En mi caso son los
que llamo descartes, es decir, melocotones pequeños, blandos o con una parte
estropeada, ya que el resto prefiero consumirlo en fresco.
Los pelamos y troceamos, quitando cualquier parte mala. Mas
o menos necesitaremos un kilo una vez ya troceados, aunque las medidas son lo
de menos siempre que sigáis la proporción.
Los lavamos y los echamos en una cazuela, a fuego lento y
removiendo continuamente para quitar un poco de agua.
Una vez hemos eliminado parte del agua, añadimos el zumo
de medio limón ( no es necesario, pero recomendable, ya que ayuda a la conservación
de la mermelada) y azúcar. La cantidad de azúcar va en función de la cantidad
de melocotones y depende un poco del gusto. Yo echo ¾ partes del peso de
melocotones (osea 750 g). Lo recomendable es echar ½ de la cantidad de melocotones, pero
como a mí me gusta muy dulce, le añado mas. Menos también podéis echar, pero nunca
bajares de ¼ del peso, ya que el azúcar actúa como conservante, impidiendo que
se eche la mermelada a perder en poco tiempo.
Una vez echado el azúcar y el limón y homogeneizada la
mezcla, dejaremos a fuego muy lento un tiempo, removiendo de vez en cuando. Suele
salir espuma, en la parte superior, y recomiendo ir retirándola poco a poco.
Una vez hemos conseguido el color y la textura
(aproximada) que deseamos, pasaremos la batidora o el pasapurés para
triturarlo. Para saber si la textura es la adecuada y puesto que al enfriar se
vuelve mas espeso se puede echar una cucharadita en un plato frío y ver que
textura tiene (ya lo explicaré en otra entrada).
Una vez lista envasaremos al vacío (aquí) y dejaremos en un lugar fresco con la fecha de elaboración.
A disfrutar de vuestra rica mermelada, y si tenéis otras
recetas o formas de elaboración no dudéis en dejarlas en los comentarios.
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